Cuando comenzamos a trabajar por cuenta propia, uno de los aspectos más difíciles suele ser aprender a fijar nuestras tarifas. Las primeras veces, todos nos quedamos en blanco cuando un cliente nos pide un presupuesto. ¿Estaremos cobrando demasiado poco? ¿Y qué tal si subimos la tarifa y el cliente se nos va con alguien más? ¿Será suficiente lo que estamos pidiendo para cubrir nuestros gastos y que nos alcance para vivir? Al comienzo, puede resultar que nos falte experiencia para determinar todas estas cosas, y es posible que tener algunos lineamientos a mano resulte útil.

1. Determina los gastos relacionados al trabajo

En especial si trabajas desde casa, es probable que estés pasando por alto un montón de gastos que se confunden con tu presupuesto del hogar: electricidad, servicio de internet, gastos de papelería. Más allá de esto, hay muchos otros gastos que solemos dejar de lado porque sólo suceden cada tanto tiempo, pero precisamente por esa razón se convierten en gastos "extraordinarios" cuando no deberían serlo: por ejemplo, **la reposición de hardware por desgaste u obsolescencia. Si sabes que debes reemplazar tu ordenador cada dos años, ese gasto debería estar distribuido en tu presupuesto de esos dos años. Lo mismo un nuevo teclado, la tinta de la impresora, los bolígrafos, así como cualquier otro equipamiento que necesites, de acuerdo con tu labor.

Del mismo modo, en la categoría "gastos de trabajo" entra cualquier licencia que estés pagando por el software que utilices, así como los servicios (desde el pago mensual de Dropbox u otro servicio de almacenamiento, hasta la tarifa de tu teléfono). Entran también los impuestos a pagar al fisco por tu trabajo, los gastos de traslado (si tienes que reunirte con algún cliente fuera de tu oficina), el alquiler de tu oficina si tienes una, y cualquier gasto que tengas que hacer en capacitarte y mantenerte al día con tu oficio (aprender un nuevo lenguaje de programación, ir a una conferencia, leer un libro relacionado con tu trabajo)**. Por último, sería una buena idea también incluir beneficios de los cuales tu empleador se haría cargo si estuvieras empleado, como un seguro médico.

tarifas freelancer
fotografía de Unsplash, CC0 Dominio Público.

2. Fija tu salario anual

Busca información sobre cuánto gana un profesional de tu área, con tu nivel de experiencia, en la ciudad donde vives (los sueldos varían de lugar a lugar, por supuesto) y elige un salario que consideres adecuado. La cifra que necesitas obtener es el salario anual, lo que equivale, evidentemente, al salario mensual multiplicado por doce. En el caso de un freelancer, las vacaciones no son pagas, así que para obtener tu salario mensual tenemos que dividir de nuevo el monto del año, pero esta vez entre once: tienes que pagarte tus vacaciones tú mismo. Junto con esto, debes considerar si este monto te resulta suficiente para vivir mes a mes, cubriendo todos tus gastos personales (e idealmente, permitiéndote ahorrar).

3. Determina tu número de horas facturables al año

Llegó la hora de ser honestos: si estás trabajando como freelancer, muy probablemente se debe a que quieres tener un horario flexible y más tiempo de descanso para pasarlo haciendo las cosas que te gustan y junto a tus seres queridos. Esto significa que, si un año tiene 1900 horas laborables (un cálculo aproximado, hecho en base a tres semanas de vacaciones anuales y siete horas de trabajo diarias, cinco días a la semana), necesitas incluir además un cierto margen de tiempo para labores administrativas (correos electrónicos, facturación, llamadas telefónicas) que no son facturables, así como un margen de maniobra que te permita tomarte un martes libre de vez en cuando, porque ¿no era eso lo que querías en primer lugar?

4. Fija una tarifa por hora

Si bien no siempre facturamos por hora (esto depende mucho del tipo de trabajo) necesitas tener un estimado de cuánto vale una hora de tu trabajo. Esto es simplemente un cálculo de tu salario mensual dividido entre el número de horas que vas a trabajar al mes (digamos, siete horas diarias, cinco días a la semana: tu salario mensual entre 140). Una vez que hayas definido este parámetro, te será más fácil determinar cuánto cobrar, estimando el tiempo que te tomará llevar a cabo un determinado encargo. Te recomiendo que siempre estimes al menos 25% más de tiempo que tu cálculo inicial (es decir, si piensas que algo te tomará tres horas, asígnale cuatro), porque por lo general hay imprevistos, complicaciones que no te imaginaste, clientes que cambian de idea y plugins que no hacen lo que quieres.

Por último, es recomendable que recuerdes ajustar tus tarifas cuando suba la inflación, cuando aumente tu nivel de experiencia o tus gastos. Nada de esto queda fijado en piedra: son sólo parámetros para ayudarte a orientarte cuando estás empezando, y tratar de que no se te olvide incluir la tinta de la impresora en el presupuesto: eso puede llevar a la ruina a cualquiera.

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